¿Quién no ha sentido impotencia ante las instituciones, públicas y privadas, del país?

Hace un par de meses me llegó una multa de exceso de velocidad con foto y todo. Intenté pagar en el banco, pero la línea de captura estaba mal, “llame usted a Locatel”, lo hice, pero debía ir directamente a Tesorería, fui, pero la nueva línea (de captura) la obtendría en las oficinas de la SETRAVI, no era ahí, de regreso a Tesorería, en fin… Parecía que les estaba haciendo un favor al intentar pagar mi multa, la pagué y creo que gasté más en estacionamientos durante el peregrinaje… ¿cuántas quieren como esta? Pelear las devoluciones de impuestos, a las que como persona física tengo derecho, que debo tramitar a través de un contador al que tengo que contratar. Rastrear un automóvil al que presumiblemente se lo llevó la grúa, por estacionarlo junto a muchos otros en una zona mal señalizada, o intentar cambiar el nombre del contrato de la luz, sea en Luz y Fuerza o en la CFE, y los privados no se quedan atrás, si han tenido que llamar a Cablevisión por alguna falla técnica o cambio de domicilio saben a lo que me refiero, o simplemente esperar tu turno en cualquier consultorio médico o dental... en fin. Son innumerables las veces que tenido el oscuro deseo de irrumpir violentamente en algún inmueble, y exigir el ser atendido como se merece. Vamos, he llegado a alucinar, durante el ocio de la espera, que lo hago. Que llego a las oficinas “X” y después de armar un verdadero alboroto, exijo que se solucione mi problema, el cual considero totalmente lícito y razonable, ¿qué me lo ha impedido? Básicamente el miedo, a las consecuencias legales de mis actos impulsivos, por no cumplir con las formas y procedimientos.

México es definitivamente valuarte de la desigualdad, siempre lo ha sido. Hay dos clases de ciudadanos, los que pueden romper impunemente las leyes y los que no. Yo pertenezco a estos últimos, y afortunadamente no somos iguales.
Efectivamente las filas son interminables y nuestra ancestral manía por el protocolo y de "no ofender" ayudan a perpetuar este abuso y división de clases: el que está detrás del mostrador y el que hace fila y suplica atención. Pero no, no es necesario afiliarse a alguna entidad, simplemente hacer eco de esa elevada "autiestima" y darles una cucharadita de su propio chocolate... te sorprenderá la respuesta.
ResponderEliminar"del Sistema de Aguas, cuyas colas son envidiables (para los que hacemos teatro)"
ResponderEliminarLos trámites burocráticos son atendidos por analfabetas funsionales.
Y la diferencia entre ciudadanos sigue la siguiente falasia: "Como yo he sido oprimido, ahora puedo violar la ley"