sábado, 26 de junio de 2010
AJEDREZ
Hete aquí un partido de ajedrez muy peculiar. He visto infinidad de tableros y piezas; desde lo más convencional hasta lo más estrafalario, soldaditos napoleónicos contra ingleses, piezas abstractas en bloques apenas distinguibles entre sí e incluso trebejos pornográficos. Pero jamás un juego tan abstracto como el de la foto. En este momento mueven las negras, y las blancas miran atentas, no sabemos si la mostaza es la Dama y el nestea es el Rey, enrocado con el vaso con hielos al sentir la amenaza de la coca/alfil. Tal como en la política no se sabe bien a bien qué es qué. Quizá la cátsup es el escudo antimisiles de la OTAN y entra en gambito por las servilletas, que son las sanciones contra Irán; las patatas Afganas, abundantes en Litio y otros minerales se sacrifican por las importaciones de pollo americano, en la hamburguesa del que mueve ahora, cuyo asesor apenas se adivina, pero en la mordida se ve la determinación y la pasión del movimiento, mientras su adversario y respectivo asesor observan cuidadosamente hasta el mínimo parpadeo; cuidándose de la Blackberry al cinto, porque esta partida puede terminar a través del tweeter.
Pero el artículo al pie de la foto de la AFP dice que simplemente se trata de Barack Obama y Dimitri Medvédev comiendo una hamburguesa en Washington. Yo no les creo, ¿y ustedes?
miércoles, 16 de junio de 2010
DESIGUALDAD A LA MEXICANA
¿Quién no ha sentido impotencia ante las instituciones, públicas y privadas, del país?

Hace un par de meses me llegó una multa de exceso de velocidad con foto y todo. Intenté pagar en el banco, pero la línea de captura estaba mal, “llame usted a Locatel”, lo hice, pero debía ir directamente a Tesorería, fui, pero la nueva línea (de captura) la obtendría en las oficinas de la SETRAVI, no era ahí, de regreso a Tesorería, en fin… Parecía que les estaba haciendo un favor al intentar pagar mi multa, la pagué y creo que gasté más en estacionamientos durante el peregrinaje… ¿cuántas quieren como esta? Pelear las devoluciones de impuestos, a las que como persona física tengo derecho, que debo tramitar a través de un contador al que tengo que contratar. Rastrear un automóvil al que presumiblemente se lo llevó la grúa, por estacionarlo junto a muchos otros en una zona mal señalizada, o intentar cambiar el nombre del contrato de la luz, sea en Luz y Fuerza o en la CFE, y los privados no se quedan atrás, si han tenido que llamar a Cablevisión por alguna falla técnica o cambio de domicilio saben a lo que me refiero, o simplemente esperar tu turno en cualquier consultorio médico o dental... en fin. Son innumerables las veces que tenido el oscuro deseo de irrumpir violentamente en algún inmueble, y exigir el ser atendido como se merece. Vamos, he llegado a alucinar, durante el ocio de la espera, que lo hago. Que llego a las oficinas “X” y después de armar un verdadero alboroto, exijo que se solucione mi problema, el cual considero totalmente lícito y razonable, ¿qué me lo ha impedido? Básicamente el miedo, a las consecuencias legales de mis actos impulsivos, por no cumplir con las formas y procedimientos.

México es definitivamente valuarte de la desigualdad, siempre lo ha sido. Hay dos clases de ciudadanos, los que pueden romper impunemente las leyes y los que no. Yo pertenezco a estos últimos, y afortunadamente no somos iguales.
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