domingo, 23 de octubre de 2011

Un “acuerdo” para NO informar

A continuación la columna de Carlos Marín en el diario MILENIO del 28 de septiembre de 2011 y una carta dirigida al autor, de la jamás obtuve confirmación de recepción ni respuesta alguna.




El asalto a la razón

Carlos Marín

Oficial: son Matazetas

• 2011-09-28•Al Frente



En julio apareció en internet el video de una treintena de hombres uniformados, embozados y armados hasta los dientes, en el que uno de ellos lee un texto engañoso (respetuoso de las autoridades constitucionales), informando que son los Matazetas.

Tanto por una decisión editorial antigua como por el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia (que suscribimos con muchos medios más y que, entre otros puntos, previene contra el riesgo de que diarios y noticiarios de radio y televisión se presten a servir de correo para mensajes de probables delincuentes), MILENIO dejó pasar esa novedad, indiscutiblemente periodística.

El domingo conocimos la nueva grabación (subida el sábado a YouTube), en el que cinco embozados, con ropa deportiva uniforme y sin armas, ofrecen disculpas (implícitamente) a los veracruzanos por el reguero, la semana pasada, de 35 cadáveres en el principal bulevar del puerto.

Optamos otra vez por perder la nota, pero ayer la dio el gobierno federal: reconoce que opera en México un decidido, equipado y explosivo grupo paramilitar de exterminio...

cmarin@milenio.com



Estimado señor Carlos Marín,



Quisiera externarle mi estupor ante “El asalto” del día de hoy. Mi primera reacción fue la de los fieles maridos engañados, probablemente consecuencia de mi fidelidad a MILENIO Diario, sorpresa al toparme con la fotografía en primera plana del grupo denominado “MataZetas” sorpresa de que el medio de información del que soy suscriptor y lector diario, sabía de información importante para cualquiera que necesita estar enterado de lo que sucede en su país, de que el consejo editorial de este medio al que considero plural (donde uno puede leer lo mismo a Juan Ignacio Zavala que a Ricardo Monreal, a León Krauze que a Epigmenio Ibarra) tomó una decisión para mi bienestar, el medio en el que confío mi dosis informativa diaria decidió en mi lugar que no era conveniente que yo me enterara que existe un grupo que toma la justicia por su propia mano, que proclama la erradicación de un grupo de “hijos de puta” de Veracruz y que actúa fuera de la ley para hacer su propia ley de manera eficaz (Aguilar Camín dixit).



Veo con estupor que, a la manera de las más eficaces dictaduras, un organismo se encarga de filtrar las noticias para que la ciudadanía sólo sepa lo que debe saber. Ojo, le suplico no mal interprete mis palabras, estoy -o estaba- totalmente de acuerdo en que los medios no se prestaran a la publicidad y promoción gratuita de las organizaciones delictivas y a la pornografía en sus primeras planas. Pero pienso contundentemente que tenemos derecho a saber qué es lo que pasa en nuestra tierra, a decidir sobre lo que queremos saber o no.



Sería cándido de mi parte suponer que no existen cierta censura o filtros, así como tendencias editoriales establecidas para la difusión de información, pero poniéndome melodramático, me sorprende que usted, por quién siento una gran admiración y que de manera ejemplar señala los aconteceres periodísticos, haya caído en el papel de Big Brother (o Father), y decida qué es bueno para mí. Desafortunadamente carezco del tiempo y el oficio necesarios para realizar por mí mismo una labor periodística, y así como el mantenimiento de mi carro se lo delego a un par de mecánicos y el de mi salud a un puñado de médicos; el mantenimiento informativo se lo delego a un par de periódicos. Soy de esas personas en vías de extinción que, cuando tienen tiempo, devora los diarios de cabo a rabo, o al menos hago una rápida oteada a cada una de sus páginas. Quizá debiera zambullirme a diario en las redes sociales y los portales underground o amarillistas, pero ni puedo ni quiero. Creo que los ciudadanos tenemos derecho que a cambio de pagar diez pesitos diarios o una cuota anual razonable (llamada suscripción) se nos informe de lo que acontece; en las secciones correspondientes y ya decidiremos nosotros de qué nos queremos enterar.



Degenerar un Acuerdo de Información sobre la Violencia en Censor me parece totalmente antidemocrático y regresivo.



Agradezco de antemano la atención prestada al presente.



Queda a sus órdenes,




Jaime Matarredona

jueves, 7 de octubre de 2010

Álguienes

A continuación la columna de Héctor Aguilar Camín publicada en MILENIO DIARIO el miércoles 6 de octubre de 2010, después un comentario sobre ésta que intenté hacer llegar al autor por correo electrónico, desafortunadamente la cuenta indicada al final de la columna no aceptó mi correo, por eso me permito publicarlo en este espacio.


La foto de la AP, bajada de internet, es la simple materia prima del NEGOCIO.

Las rentas del crimen


Día con día

Héctor Aguilar Camín

• 2010-10-06

Un tema central de la lucha contra el narcocrimen es el de las altas ganancias de su negocio.

En el informe de Nexos sobre la legalización de las drogas queda claro que mientras no se ataque el bolsillo del crimen organizado, su capacidad de corromper, reclutar y armarse seguirá también intocada (nexos.com.mx/?P=leer articulo&Article=575418).

Las estrategias de combate al lavado de dinero han fracasado en todas partes y son particularmente endebles en México.

Legalizar las drogas es un camino a la reducción de las ganancias que otorga la prohibición, porque es la prohibición lo que encarece el producto.

Cada salto en las barreras de la prohibición, supone un salto en el margen de ganancia. Véase el caso de la cocaína reconstruido por el informe de Nexos:

Un kilo de pasta de coca en Colombia tiene un valor de 950 dólares. Convertido en base de coca, su valor sube a mil 430 dólares. Vuelto cocaína propiamente dicha, el valor del kilogramo sube a dos mil 340 dólares.

Con ese precio sale de Colombia, o de Perú o de Bolivia, y va agregando valor conforme vence las barreras de su persecución. Puesta en alguna ciudad mexicana de la frontera norte, el valor del kilogramo de cocaína es ya de 12 mil 500 dólares. En cuanto cruza la frontera y pisa territorio estadunidense, sube a 26 mil 500 dólares.

Una vez que se divide en gramos y se reparte en sobres o líneas en las calles de las grandes ciudades de Estados Unidos, el prodigioso kilogramo de cocaína puede alcanzar un rendimiento de hasta 180 mil dólares.

Según la Oficina de la Casa Blanca para la Política de Control de Drogas, en el año 2006 los ingresos totales del narcotráfico mexicano eran de 13 mil 800 millones de dólares, cifra lejana de las estratosféricas que suelen manejarse (29 mil o 35 mil millones de dólares), aunque enorme si se piensa en la compra de policías que ganan 300 dólares al mes y sicarios que pueden matar a alguien por 500 dólares.

Nadie sugiere que legalizar las drogas implica suspender la persecución del crimen organizado o pactar con él. Legalizar es una forma de desarmar a las organizaciones criminales de su mayor fusil: el dinero.

Es también una forma de liberar recursos y esfuerzos públicos para perseguir los crímenes que verdaderamente afrentan a la sociedad y desafían al Estado: el homicidio, el secuestro, la extorsión, la inseguridad en que viven ciudades fundamentales del país.

Se trata de legalizar las drogas para debilitar al crimen. Legalización no es amnistía ni complicidad: es la guerra al crimen por otros medios.
acamin@milenio.com

Estimado Sr. Héctor Aguilar Camín:

Antes que nada quiero agradecerle el permitirme leer sus reflexiones y puntos de vista día con día.

Con respecto a su columna del día de hoy, 6 de Octubre de 2010; deduzco que si un kilo de coca cuesta en Colombia $2,340 dólares y en frontera mexicana $12,500, es claro que las bandas encargadas de su trasiego le ganaron $10,000. Al cruzar la frontera usted nos dice que las bandas que la “importan” se ganaron $14,000, y ese mismo kilogramo distribuido en miles de pequeñas dosis puede llegar a valer $180,000 dólares en EEUU, es decir que alguien o álguienes (si me permite la expresión), al distribuir y vender un kilogramo de cocaína dentro de territorio estadounidense, se ganan $153,500 dólares. Esos álguienes “le sacan” el 580% al producto que cruzó la frontera; lo que parece ser el mejor negocio del mundo y con toda contundencia sustenta la teoría de desamar a las organizaciones criminales por donde más les duela: a través de la legalización. Supongo que alguna parte de ese 580% será para los traficantes mexicanos, pero indiscutiblemente álguienes del otro lado de la frontera están ganando cantidades ingentes de dinero; dudo mucho que esa distribución no sea controlada por una complejísima red logística y financiera. No creo que las toneladas de droga crucen la frontera y se atomicen en millones de dosis como por arte de magia, dejando las ganancias a infinidad de pequeños dealers locales. No recuerdo haber leído recientemente sobre la aprensión de importantes narcotraficantes americanos, ni de la incautación de importantes cantidades de droga o dinero del otro lado de la frontera; vamos, ni siquiera sabemos quiénes son los Al Capones o Frank Lucas de la actualidad, los nombres de las familias (ahora llamados cárteles) del crimen organizado americano del siglo XXI, como fueron legendarios en su momento los Gambino y los Genovese. ¿A poco el Chapo, La Familia, Los Zetas, o lo que queda de los Beltrán Leyva se encargan de todo a escondidas de las autoridades norteamericanas? Si es así, ¿por qué allá no se matan entre ellos? ¿Quién se encarga de ese millonarísimo negocio en Estados Unidos? Si no le vemos la cara o sabemos sus nombres debe ser porque están absolutamente cobijados por las más altas esferas del poder. Álguienes tan influyentes que consiguen que la Oficina de la Casa Blanca para la Política de Control de Drogas reporte 14 mil millones de dólares como ingresos del narcotráfico mexicano, pero, ¿y el ingreso del narcotráfico gringo? ¿Cuánto es? ¿Quién se lo queda? ¿Dónde y cómo se lava?

La lucha contra el negocio de las armas, legal en Estados Unidos - que está regulado, rinde cuentas, paga impuestos y sus márgenes de ganancia caen en lo razonable de acuerdo a la ley de libre mercado - ha sido imposible de ganar. Veo muy difícil que el negocio de las drogas, que se maneja en la más inteligente de las clandestinidades, con tantas voluntades legales y políticas compradas, pueda regularse. Primero tiene que haber algo que haga que esos álguienes quieran soltar este jugoso bistec.

Coincido que la próxima votación en California marcará una tendencia, pero me parece que será un proceso larguísimo. Mientras tanto la mancha voraz de impunidad e ingobernabilidad, muerte y pérdida de las más elementales garantías de Ciudad Juárez se ha extendido por todo el norte del país, ya ha convertido a la ciudad de Monterrey en el nuevo Kabul nacional. No podemos esperar a que la mancha voraz devaste al país entero.



Queda a sus órdenes,



Jaime Matarredona





miércoles, 21 de julio de 2010

CIENCIA vs FICCIÓN: Parte 1 Pasión Futbolera

Durante el pasado mundial de futbol, entre las decenas de cosas que leí y escuche sobre el tema y sus repercusiones, encontré un comentario del Dr. René Drucker Colín, uno de los más destacados representantes del quehacer científico en México, en el que lamentaba la “comercialización del futbol” y comparaba la enorme fama que puede generar algún jugador de moda con el anonimato en que se mantienen los grandes científicos que tanto han beneficiado a la humanidad con sus inventos y descubrimientos, si mal no recuerdo comparaba la ovación que hipotéticamente recibiría algún jugador brasileño al entrar a un restaurante, con la indiferencia hacia Albert Sabin, quien desarrolló la vacuna oral contra la poliomielitis, indiscutiblemente uno de los grandes héroes de la humanidad y me atrevo a decir que cientos de millones de personas estamos en deuda con él. Me quedé reflexionando sobre cuál podría ser el motivo de tal emoción colectiva, y la respuesta para mí se resume en una sola palabra; MELODRAMA.


Entendamos al melodrama como el género dramático en el que se incide directamente sobre los valores de importancia social, con una gran exaltación de lo circunstancial. Esto es la lucha de valores preestablecidos contra diferentes circunstancias que sirven de obstáculo, exacerbando así los sentimientos y emociones más básicos. La lucha por el triunfo de la verdad, el amor, la justicia o la supervivencia son material melodramático.

Antes que nada aclaro que no soy fan de deporte alguno, de hecho ni siquiera practico ninguno. Y quedé sorprendido por mi propia reacción ante los eventos mundialistas.


Nos dice Javier Marías que ningún partido de futbol, por muy bien jugado que éste sea, será realmente entretenido o emocionante si no se tiene un favorito. Y si a esto añadimos el gregarismo, al compartir estas emociones con familiares, amigos y connacionales, no hacemos más que potenciar aún más los sentimientos. Y qué mejor oportunidad para ejercitar la xenofobia (o en algunos casos la xenofilia) que una justa mundialista. El gozo de ver a los propios luchando a brazo partido por vencer al contrario no tiene parangón, sobre todo si sirve de desahogo a las frustraciones y fracasos en otros campos, y por propios no solamente me refiero a la selección nacional, sino a la que cada uno adopte como su favorita. Y qué decir de la celebración ante un gol, la furia ante una patada injustificada o la sensación de victoria al finalizar el juego. Casi casi es una experiencia catártica. Al fin de cuentas, el futbol es realmente elemental, 22 individuos se enfrentan divididos en dos equipos disputando la posesión de una pelota para introducirla en el marco contario, regido con normas muy básicas. Terreno fértil para una lucha que tras la contraposición de objetivos genere las circunstancias melodramáticas en las que cualquiera que tenga un favorito se identifique y extrapole los valores del triunfo y la derrota. Y lo mejor es que es de a mentiritas. Unos y otros, en la cancha y fuera de ella, gritan, patalean, disfrutan, humillan, alegan y se desquitan hasta el final de la partida; de ahí la celebración dura lo socialmente aceptable, con sus reglamentarias excepciones que inmediatamente son censuradas y hasta reprimidas por la autoridad, de nuevo otro melodrama. Y de ahí a seguir la vida con el pecho henchido o ahuecado. Gozamos viendo a los ganadores besar y levantar la copa y sentimos pena por los vencidos que miran estupefactos la premiación de sus vencedores.


Gracias al mundial, que nos hizo olvidarnos de la triste realidad por unos días, por permitirnos soñar con la victoria, emocionarnos con la coronación al esfuerzo y dejarnos ser voyeristas de las emociones primarias del triunfo y la derrota. Mucho mejor que cualquier telenovela.

jueves, 8 de julio de 2010

PREPARÁNDOLO PARA LA VIDA

Reproduzco de memoria esta conversación, escuchada clandestinamente en un café en el Pedregal de San Ángel. La foto también es clandestina (Se recomienda utilizar tono “fresa” para la lectura)



Señora 1.- No, o sea mira; yo le he dicho a Emilio que siempre se va a topar con gente así, se va a topar con muchos…

Señora 2.- Es súper lógico, ¿y entendió?

Señora 1.- Yo creo que sí. Porque en toda su vida profesional siempre habrá… no uno, muchos Andreses ¿Si me entiendes? O sea, si hace un doctorado, también ahí va a haber, y él tiene que aprender a tratarlos.

Señora 2.- ¡Qué buena onda!

Señora 1.- Pero igual, pues Andrés no debería de ser así; o sea, ¿qué onda? Por qué las maestras no hacen nada.

Señora 2.- No… es que entiende, tienen a sus favoritos, y como su mamá….

Señora 1.- Exacto, como la mamá se la vive grillando… Y yo no puedo ehhh, o sea, yo tengo cosas súper importantes que hacer….

Señora 2.- Pero hay otras que en lo único que piensan es cómo meterse en las cosas de la escuela y…

Señora 1.- ¡Ves! Para mí lo importante es que Emilio agarre la onda, o sea, que sepa bien qué onda, ¿me entiendes?

Señora 2.- No… o sea, yo te apoyo, ¡eh!

Señora 1.- Sí, porque van a pasar a una etapa súper distinta. O sea; no es lo mismo, el grado en que están….

Señora 2.- ¡Yo también lo había pensado!

Señora 1.- ¡Claro! Porque kínder es una cosa…. Pero pre-primaria es muy diferente.

sábado, 26 de junio de 2010

AJEDREZ


Hete aquí un partido de ajedrez muy peculiar. He visto infinidad de tableros y piezas; desde lo más convencional hasta lo más estrafalario, soldaditos napoleónicos contra ingleses, piezas abstractas en bloques apenas distinguibles entre sí e incluso trebejos pornográficos. Pero jamás un juego tan abstracto como el de la foto. En este momento mueven las negras, y las blancas miran atentas, no sabemos si la mostaza es la Dama y el nestea es el Rey, enrocado con el vaso con hielos al sentir la amenaza de la coca/alfil. Tal como en la política no se sabe bien a bien qué es qué. Quizá la cátsup es el escudo antimisiles de la OTAN y entra en gambito por las servilletas, que son las sanciones contra Irán; las patatas Afganas, abundantes en Litio y otros minerales se sacrifican por las importaciones de pollo americano, en la hamburguesa del que mueve ahora, cuyo asesor apenas se adivina, pero en la mordida se ve la determinación y la pasión del movimiento, mientras su adversario y respectivo asesor observan cuidadosamente hasta el mínimo parpadeo; cuidándose de la Blackberry al cinto, porque esta partida puede terminar a través del tweeter.


Pero el artículo al pie de la foto de la AFP dice que simplemente se trata de Barack Obama y Dimitri Medvédev comiendo una hamburguesa en Washington. Yo no les creo, ¿y ustedes?

miércoles, 16 de junio de 2010

DESIGUALDAD A LA MEXICANA

¿Quién no ha sentido impotencia ante las instituciones, públicas y privadas, del país?

Tengo años pagando entre 100 y 200 pesos al bimestre por el agua, me acaba de llegar un recibo por 950 pesos de la nada. Después de muchas llamadas e incontables minutos en espera; lo debo de arreglar en alguna de las oficinas del Sistema de Aguas, cuyas colas son envidiables (para los que hacemos teatro) y su arrogancia de una altísima autoestima

Hace un par de meses me llegó una multa de exceso de velocidad con foto y todo. Intenté pagar en el banco, pero la línea de captura estaba mal, “llame usted a Locatel”, lo hice, pero debía ir directamente a Tesorería, fui, pero la nueva línea (de captura) la obtendría en las oficinas de la SETRAVI, no era ahí, de regreso a Tesorería, en fin… Parecía que les estaba haciendo un favor al intentar pagar mi multa, la pagué y creo que gasté más en estacionamientos durante el peregrinaje… ¿cuántas quieren como esta? Pelear las devoluciones de impuestos, a las que como persona física tengo derecho, que debo tramitar a través de un contador al que tengo que contratar. Rastrear un automóvil al que presumiblemente se lo llevó la grúa, por estacionarlo junto a muchos otros en una zona mal señalizada, o intentar cambiar el nombre del contrato de la luz, sea en Luz y Fuerza o en la CFE, y los privados no se quedan atrás, si han tenido que llamar a Cablevisión por alguna falla técnica o cambio de domicilio saben a lo que me refiero, o simplemente esperar tu turno en cualquier consultorio médico o dental... en fin. Son innumerables las veces que tenido el oscuro deseo de irrumpir violentamente en algún inmueble, y exigir el ser atendido como se merece. Vamos, he llegado a alucinar, durante el ocio de la espera, que lo hago. Que llego a las oficinas “X” y después de armar un verdadero alboroto, exijo que se solucione mi problema, el cual considero totalmente lícito y razonable, ¿qué me lo ha impedido? Básicamente el miedo, a las consecuencias legales de mis actos impulsivos, por no cumplir con las formas y procedimientos.

Pero ahora sé qué tengo que hacer, afiliarme a la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación). Cobijarme bajo el manto del supuesto sindicalismo impune, corrupto e inepto. Así logaré dar rienda suelta a mis instintos violetos en la más absoluta impunidad, liberar mis frustraciones contra las instituciones; contra el símbolo de la institucionalidad, un portón construido en 1731, con la certeza de que no va a pasarme nada.

México es definitivamente valuarte de la desigualdad, siempre lo ha sido. Hay dos clases de ciudadanos, los que pueden romper impunemente las leyes y los que no. Yo pertenezco a estos últimos, y afortunadamente no somos iguales.

miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Paulette o Pollet?

Que si la mamá se planeaba fugar con el instructor, que si el seguro de vida millonario a una niña de 4 años, que si sembraron el cuerpo, que si estaba secuestrada por los mismos familiares, que si las nanas estaban coludidas con el papá, que si la mamá no veía como romper la relación, que si tendían la cama, que si nomás estiraban las cobijas, que si la bolsa negra de plástico, que si no……
¡Ya basta! No hubo medio que no participara de esto, no hubo columnista que escapara al tema, red social que lo soslayara, conversación que lo evitara, ni hubo conjeturas suficientes.

Por unos días pudimos aplicar todos nuestros conocimientos adquiridos en CSI (Vegas, Miami y NY juntos), La ley y el orden, Bones y hasta nos acordamos de Columbo y Quencey.

Finalmente, nuestra reacción como sociedad fue simplemente vergonzosa, nos asimos a este caso como vía de escape de una manera que solamente lo convertimos en reflejo de nuestra frivolidad, falta de valores y de capacidad de análisis. No importan los cientos de mujeres desaparecidas en ciudad Juárez, ni la corrupción rampante a manos de la clase política que ha hundido a la nación, ni los miles de asesinatos y desapariciones cometidos en los últimos meses en todo el país, ni el cruel secuestro y violación de la que fueron víctimas dos niñas de 8 y 11 años en el municipio de Villa Nicolás Romero, también en el Estado de México, también en el mes de abril, a manos de un convicto prófugo. Lo único que importaba era el caso Paulette, su familia adinerada, su fría y calculadora madre, su padre con el corazón partido, y el héroe Bazbaz.

Paulette fue víctima de la disfuncionalidad de su propia familia, de la falta de cariño y el abandono de sus propios padres, de la oportunidad que presentaba su desaparición para acusarse entre ellos y llevar a término lo que se desveló como una relación totalmente deteriorada, también fue víctima del oportunismo político/mediático con el que se maneja el gobierno del Estado de México, que no desdeña la más mínima ocasión de publicidad, y antes de enfrascarse en una investigación seria, profesional y comprometida con la víctima, prefirió buscar el rating en la expedita señalización de culpables, gracias al trabajo de una psicóloga y quién sabe de qué más artilugios. La metáfora fue perfecta, buscaron de todo y para todos, excepto lo que tenían que buscar, una niña discapacitada desaparecida de la intimidad de su habitación. Ahí estaba ella burlándose de los papás que se odiaban, de los parientes que ahí durmieron, de las nanas que nada más “estiraron” las cobijas, de los investigadores que soñaban con la fama, de los policías que se echaban sus tortas, de los perros policías esperando su hueso, de periodistas esperando la primicia y, por supuesto del mismísimo procurador estatal, quién se veía en el gabinete presidencial del próximo sexenio. Todos pensando en el futuro se olvidaron del presente. Realmente espero que esto no se convierta en un antecedente de el cómo será la procuración de justicia, y en general, la conducción del país, en caso de que las elecciones la gane el ex jefe del ex fiscal mexiquense.

La solución, era mucho más sencilla. La niña murió asfixiada en su cama, bien lo había anticipado Carlos Marín en su columna de Milenio, a quién respeto y admiro, y con quién coincido mayormente, pero quién me decepcionó al publicar en la portada de tan reputado diario la fotografía del cadáver de la niña, habiendo tantas situaciones trascendentes para ilustrar. Todos fuimos partícipes de este “Periodismo-espectáculo” (nombrado así por Diego Petersen), todos sucumbimos, dejándonos llevar de nuevo por la intrascendencia, la frivolidad y el melodrama.

Por cierto que nunca nadie se preguntó por qué todo mundo hablaba de Paulette, cuando en la puerta de su habitación se leía Pollet, ¿será un nuevo caso para CSI de petatiux?