El asalto a la razón
Carlos Marín
Oficial: son Matazetas
• 2011-09-28•Al Frente
En julio apareció en internet el video de una treintena de hombres uniformados, embozados y armados hasta los dientes, en el que uno de ellos lee un texto engañoso (respetuoso de las autoridades constitucionales), informando que son los Matazetas.
Tanto por una decisión editorial antigua como por el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia (que suscribimos con muchos medios más y que, entre otros puntos, previene contra el riesgo de que diarios y noticiarios de radio y televisión se presten a servir de correo para mensajes de probables delincuentes), MILENIO dejó pasar esa novedad, indiscutiblemente periodística.
El domingo conocimos la nueva grabación (subida el sábado a YouTube), en el que cinco embozados, con ropa deportiva uniforme y sin armas, ofrecen disculpas (implícitamente) a los veracruzanos por el reguero, la semana pasada, de 35 cadáveres en el principal bulevar del puerto.
Optamos otra vez por perder la nota, pero ayer la dio el gobierno federal: reconoce que opera en México un decidido, equipado y explosivo grupo paramilitar de exterminio...
cmarin@milenio.com

Estimado señor Carlos Marín,
Quisiera externarle mi estupor ante “El asalto” del día de hoy. Mi primera reacción fue la de los fieles maridos engañados, probablemente consecuencia de mi fidelidad a MILENIO Diario, sorpresa al toparme con la fotografía en primera plana del grupo denominado “MataZetas” sorpresa de que el medio de información del que soy suscriptor y lector diario, sabía de información importante para cualquiera que necesita estar enterado de lo que sucede en su país, de que el consejo editorial de este medio al que considero plural (donde uno puede leer lo mismo a Juan Ignacio Zavala que a Ricardo Monreal, a León Krauze que a Epigmenio Ibarra) tomó una decisión para mi bienestar, el medio en el que confío mi dosis informativa diaria decidió en mi lugar que no era conveniente que yo me enterara que existe un grupo que toma la justicia por su propia mano, que proclama la erradicación de un grupo de “hijos de puta” de Veracruz y que actúa fuera de la ley para hacer su propia ley de manera eficaz (Aguilar Camín dixit).
Veo con estupor que, a la manera de las más eficaces dictaduras, un organismo se encarga de filtrar las noticias para que la ciudadanía sólo sepa lo que debe saber. Ojo, le suplico no mal interprete mis palabras, estoy -o estaba- totalmente de acuerdo en que los medios no se prestaran a la publicidad y promoción gratuita de las organizaciones delictivas y a la pornografía en sus primeras planas. Pero pienso contundentemente que tenemos derecho a saber qué es lo que pasa en nuestra tierra, a decidir sobre lo que queremos saber o no.
Sería cándido de mi parte suponer que no existen cierta censura o filtros, así como tendencias editoriales establecidas para la difusión de información, pero poniéndome melodramático, me sorprende que usted, por quién siento una gran admiración y que de manera ejemplar señala los aconteceres periodísticos, haya caído en el papel de Big Brother (o Father), y decida qué es bueno para mí. Desafortunadamente carezco del tiempo y el oficio necesarios para realizar por mí mismo una labor periodística, y así como el mantenimiento de mi carro se lo delego a un par de mecánicos y el de mi salud a un puñado de médicos; el mantenimiento informativo se lo delego a un par de periódicos. Soy de esas personas en vías de extinción que, cuando tienen tiempo, devora los diarios de cabo a rabo, o al menos hago una rápida oteada a cada una de sus páginas. Quizá debiera zambullirme a diario en las redes sociales y los portales underground o amarillistas, pero ni puedo ni quiero. Creo que los ciudadanos tenemos derecho que a cambio de pagar diez pesitos diarios o una cuota anual razonable (llamada suscripción) se nos informe de lo que acontece; en las secciones correspondientes y ya decidiremos nosotros de qué nos queremos enterar.
Degenerar un Acuerdo de Información sobre la Violencia en Censor me parece totalmente antidemocrático y regresivo.
Agradezco de antemano la atención prestada al presente.
Queda a sus órdenes,
Jaime Matarredona